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Echo de menos eso de escribir tus ojos en las prosas translúcidas que salían fluyendo de unas palabras escasas de dolor. De como era capaz tu sonrisa de acompañarme en un día gris y de como, sorprendentemente tu mano siempre estaba a mi alcance.

Echo de menos tu verso entre tu espalda, como esta terraza abandonada echa de menos al viento, que la  visitaba, creándole las mariposas mas hermosas en sus tableros de madera donde se vivieron miles de historias.Echo de menos la escritura viviente de tus besos bajo mi piel, y de tus caricias inesperadas en un cuello que se esconde tras un mísero pañuelo, a la hora de ser descubierto por tus voraces dedos.

Que sigo escribiendo, si, pero no con tanta intensidad como esas tardes de luz y diversión en el rincón mas idiota del mundo, que sin tus andares y tus paseos sobre mis ojeras, las palabras ya no me saben igual. El chocolate dulce se convirtió en amargo, y tus abrazos de terciopelo se transformaron en vasos clandestinos.

Ni yo misma me entiendo, ni tu quisiste hacerlo. Que se que mientras hacia buceo en tus dos mares, tu seguías  en tierra, admirando la luz del sol, esa que nunca encontraste en mis medias sonrisas.

Amábamos el frío en distinta sintonía, pero hicimos un agosto húmedo y sin bruma en la que buscar. Yo me acuerdo de esos días, tan distintos hoy, tan solitarios y con llenos de recuerdos.

No se cuando ni por que ni como dejamos de preguntarnos y de suspirar te quiero´s  hipnotizados en los espejos del baño, borrando el siempre, por el adiós y cambiando nuestros nombres por ilusiones rotas. Se quedaron tus dedos en mis clavículas desiertas desde aquella noche, la ultima de  frío del año y la primera que mis ojos alegres se convirtieran en un cementerio, sin lapida, sin flores, tan solo con el ronroneo afligido, de unas lagrimas más saladas que el mar, admirando y deseando ser pasajeras de unos pasos que nunca pensaron en volver.

Ni me entendías ni quise yo que lo hicieras, por que dado un tiempo, el corazón se convirtió en fuego, ese fuego en cenizas, y las cenizas acompañantes del viento que dejo de visitar aquella terraza llena de recuerdos...Que durante un tiempo fue donde hicimos las sonrisas juntas y prohibimos el paso al dolor.