Ni te duele ni me duele no echarnos de menos.

Al final del túnel solo quedara una ráfaga de viento que lleve las pequeñas piedras que pudimos superar.

Al final quedaran los besos para decorar y los abrazos para recordar.

Al final los ojos podrán descansar en el banco que llevo nuestros nombres grabados a pincel extrafino.

Al final, serán de los errores de los que aprendimos a sobreponernos sin temor a fallar en nuestro tiempo perdido. 

Ya ni te echo de menos, ni me hierve la sangre cada vez que alguien te pronuncia en silencio. Conseguimos separarnos sin daño alguno, ni dolor que tapar entre arroyos de agua fría.

Aprendimos de esto, escuchamos la lección, sin caer y sin heridas que curar, permitimos que el sentimiento reposara entre el abanico de la indiferencia y gustosamente nos dimos la mano y nos despedimos.

Solucionamos el fin de una historia que parecía interminable, de unas caricias que no encontraban dueños y de una ciudad que echaba de menos inhalar el oxigeno de los enamorados. Ahora me resulta mas cómodo hablar de los cristales que me arañaron y de las perlas que me iluminaron en las noches blancas que nos gustaba admirar.

Proseguimos nuestro camino sin fijarnos  en los semáforos rojos que nos impedían avanzar, y tontamente llegamos a nuestra meta. Tienes el don de la oportunidad y lo supiste usar cuando era mejor darse la espalda.Ni me duele, ni te duele no echarnos de menos. Supimos avanzar de pagina cuando las espinas se clavaban mas que nunca.Me alegra que te alegre saber vivir al día sin extrañar mis buenos día cielo.

 Aprendimos a besar de nuevo cuando parecía que el anochecer era eterno.