- Te empece a escribir, cuando apenas te habías ido-

Te escribo a ti. Sin reproches ni rencores. Sin darle mil vueltas a la cabeza y ventaja a mis miedos. Te escribo a escondidas, poniendo tus iniciales en versos y rimas que a la sombra permanecen. Te escribo como tiempo atrás me escribías tú a mí en mi ombligo, como cuando te dio la costumbre de contar las estrellas para dormirte a mi vera.

Te escribo, porque te echo de menos. Porque mi camino se perdió y tontamente mis pasos volvieron a tu puerta. Te escribo porque me rendí en esto del amor, si a quien realmente quiero no está a mi lado, y su nombre en los húmedos cristales se desvanece. Te escribo de noche y con lágrimas en los ojos, muerta de celos y agonizando en un dolor propio de una perdida mayor, pero perderte a ti fue perder la brújula de mis sonrisas. 

Fue perder la curva de mis caderas y hacerme fan de las risas sin contenido. De tirarme a un vacío más desolado que mi cama, de no saber quién puedo ser tu sustituto perfecto pero para que engañar, si nadie nunca lo conseguiría.

Te escribo como quien escribiría la canción más hermosa del mundo. Te escribo porque al escribir te siento más cerca y al suspirar, el horizonte se hace imposible de vislumbrar borrando cualquier oportunidad de admirarte por última vez.

Te escribo por mi vida está a medias, y mi cabeza vuelve a su caos habitual. Te escribo porque la luna te añora a mi compás y mis besos se fugaron tras tus pasos desmesurados de huir de algo que nunca quisiste corresponder.

Te escribo porque el precipicio de mi cama se cae,  de tantas promesas rotas que abandonaste y no te hablo de la soledad, que se hace más visible en una habitación donde antes tus caricias eran el plato caliente, de mis estúpidas sonrisas.

Te escribo porque mis sueños te añoran, y esta ciudad empieza a ser grande sin una mano que frene mis locuras. Te escribo aquí y ahora, siempre y nunca, con miedo y con cientos de te quiero's que no podrán volver a engancharte  a tu corazón.

 

Te escribo... Porque te quiero y me pesan más los recuerdos que el olvido que ya se rindió de luchar contra mí.

Texto escrito hace unos meses,

Cogiendo polvo en el desván, siempre es bueno deshacerse

De los malos recuerdos para empezar de cero.