Superar los recuerdos, a pesar del dolor.

Mil se balanceaba sobre su columpio favorito, aquel con el que jugaba cuando se sentía sola, aquel que le enseño a volar alto, aquel que le enseño comprender como era la vida desde arriba. Mil sonreía, se sentía HOY bien consigo misma, había superado aquel túnel que le había atrapado hace algún tiempo. Se dio cuenta de que siempre había sido derrumbada por el mismo odioso sentimiento que a la misma vez le gustaba sentir.

Se decidió por construir murallas alrededor de su corazón, al menos durante un largo tiempo. No tenía ni ganas ni ilusión por sentirlo.

Mil se levantó de su columpio, dirigiéndose a su baúl de recuerdos particular, lo abrió con cuidado, y empezó a sacar uno por uno todo lo que le había acompañado hasta ese momento, fotos con sonrisas sinceras, ojos con buenas intenciones o tal vez no..corazones rotos, demacrados y unos pocos curados con el tiempo, personas pequeñas y a la vez grandes, abrazos fugitivos, cuidadores de sus sonrisas ocultas, besos dulces, tiernos y dolorosos…sus manos tocaron la frágil portal del un viejo álbum de fotos, cerró los ojos, imaginando el momento exacto en que se tomo la foto de la portada.

Allí estaba él, sonriente, abrazándola fuertemente, mientras le repetía al oído que la quería, ella se reía mientras lo miraba a los ojos, estaba enamorada, muy enamorada.

Mil suspiro, harta de que ese recuerdo estuviese permanentemente en su mente. Una leve lagrima desciendo por su mejilla, no de tristeza, no de pena, no de impotencia…tan solo era una lagrima de querer olvidar, de superar ese recuerdo, que ya no le dolía tanto.

Mil tiró el libro fuera del baúl, y lo cerró bruscamente. Ese álbum ya nunca más estaría en el baúl, ya nunca más estaría el recuerdo de esas fotos, totalmente seria eliminado de su mente, él y las fotos que compartía con él.