No estás, nunca estuviste.
Malditas pesadillas.
Ya no me visto de azul celeste, ni me recojo
el cabello en una elegante trenza. He dejado de desvestir mi corazón y atrapar
mis sueños ya no forma parte de mi rutina. Las nubes lloran sin mí, se visten
de gris cuando yo lo hago de blanco, sé que en susurros hablan de mi sonrisa
fugitiva, aquella que se acuna ahora en otros brazos; los de la luna. Los vasos medios llenos han acabado, a juego con el Caos que ahora guía
mi camino.
Estoy dejando de correr cuando el miedo
golpea con furia mi puerta, en vez de eso, lo invito a tomar café los sábados
por la tarde, acompañada de esa Soledad que te aterraba. Pero sigo jugándome el
pellejo en una cuerda que se tambalea, cuando las lágrimas salen a pasear sin avisar.
Léeme, ya no soy la de antes.
No soy la que te quería sin querer, la que
te besaba debajo de los párpados cuando los monstruos entraban en tu mente. No
soy aquella que buscaba tu boca, para que me abrigases del frío. No soy la
escaladora de espaldas ni la escritora que escribía versos en las servilletas
de algún bar de mala muerte, (¡Y cómo
lo echo de menos!).
Y todos esos cambios que han ido aumentando,
nunca, nunca han podido con las pesadillas. Sigo despertándome medio
soñolienta, medio aterrada en medio de la noche, buscando tu cuerpo en la cama,
alguien a quien abrazar y que consiga que mi corazón no se acerque al abismo. Pero no estás.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Cualquier opinión sera bien recibida, es más la agradezco!.
Espero que os guste. ^^