La chica de las cenizas y el tiempo.
Era
un dos de marzo o tal vez un veintitrés de abril donde la primavera no tenía
hueco. La conoció cuando la tormenta había decidido quedarse en su interior y
un destello de esperanza se consumía. No dijo nada, sólo entro y la miró,
deseando lamerle las heridas; culpables de hacerla llorar.
Ella
respiraba con dificultad, consecuencia de las promesas rotas que se clavaban en
sus pulmones mientras escribía al chico de la mirada azul; una carta que tiro
junto con las cenizas del amor que un día se profesaron.
Ninguno
de los dos se pregunto por qué estaban en esa sala repleta de un silencio
doloroso ni por qué ninguno se atrevía a preguntarle el otro qué sonrisa le
había roto por dentro. El chico se mordía el labio inferior, deseoso por
salvarla de su guerra y en el fondo, daba gracias al destino de haberla puesto
en su camino. Ella sólo pensaba en el día de la marcha de aquel chico de rasgos
felinos y un corazón a medio convertirse en comida de zorras.
Pasó el tiempo alrededor de ellos. Los monstruos estaban al acecho a la espera del
derrumbe de ambos jóvenes. Ellos se mantenían unidos pero distantes, el miedo
de volver a repetir una perdida les atormentaba de noche cuando la luna decidía
presidir el cielo.
Al
final, cuando llego el veinte de junio o tal vez el dos de septiembre, el chico
se atrevió a acariciarle la primera cicatriz, dibujando así una sonrisa sincera
en el rostro de ella. Ella dio el segundo paso, convirtiéndose en el sastre de
las roturas de él, abrigándole cuando el frío, en pleno verano, exigía una
revancha.
Pasó el tiempo de nuevo y esta vez, le prestaron atención con las manos
entrelazadas. El amor parecía que venía tras el reloj de arena y ellos,
apartando el miedo a un lado, lo acogieron, lo besaron, lo acariciaron hasta
que el mar, furioso, interrumpió ese
momento.
El
chico de rasgos felinos se atrevió a luchar con él, quería ganar la guerra; una
guerra que tiempo atrás lo había destruido por no atreverse a plantarle cara.
La chica aún sintiendo el grito de sus heridas, decidió imitar la decisión del
(su) chico.
Una
lucha sin tregua ni descanso, con más rotos en sus corazones y más insomnios
compartidos. Pasó el tiempo sin querer y el mar decidió retirarse, ya había
demostrado su furia bastante y dos jóvenes amantes habían salidos heridos de
esa demostración.
Quiso
quedarse a cuidarla. Quiso que él se quedase a versarla pero ninguno de los dos
se dieron cuenta que el tiempo había pasado por tercera vez y su breve historia
había decidido irse con él.
Quizás en otra vida o en esta, el chico de rasgos felinos y la chica de las
cenizas, vuelven a encontrarse en diferente habitación con la misma melodía.
Quién sabe, quizás se vuelvan a encontrar... si el destino quiere.
ResponderEliminarEs una historia triste pero bonita, bonita pero triste.. me ha gustado.
Un abrazo muy fuerte:)
¡Hola! :)
ResponderEliminarPrimero que nada quiero agradecerte el comentario que dejaste en mi blog, no sabes lo mucho que me alegró entrar y leer tus bellas palabras después de mi largo viaje. ¡Muchas gracias! <3
Respecto a la entrada he de confesarte que me ha enamorado esta historia. ¡Qué preciosidad! Me ha encantado ese final abierto que deja posibilidad a un nuevo encuentro, creo que volverán a encontrarse.
Me alegra muchísimo volver a dejarme caer por este hermoso rinconcito y observar que sigues escribiendo de maravilla, que esto es precioso y que la música en fusión con tus palabras sigue siendo maravillosa. ¡Que seas muy feliz y estés disfrutando de este veranito!
Besos.
Windflower.
La furia del mar abriría las grietas que utilizó el tiempo para destruirlos. Sí que es triste pero yo me quedo con que los dos decidieron luchar juntos a pesar del miedo y las cicatrices. Decidieron apostar porque tenían esperanza, tenían ilusión.
ResponderEliminarun besoo!
Pero que entrada más tierna a la vez que triste, ojalá vuelvan a encontrarse y dé un giro su destino. Me ha encantado, un besito :)
ResponderEliminarOjalá se encuentren de nuevo en algún lugar remoto y perdido, donde lo imposible no duela...hermosas tus palabras, siempre es bueno leerte, saludos para vos!! :)
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