Disparaste la bala, ya no hay vuelta atrás.
La niña
perdida ha vuelto a perderse, ha dejado que los cuervos se alimentasen de sus
mariposas mientras acariciaba con ternura a la tristeza. Hoy, la niña perdida
ha vuelto a balancearse en el columpio del olvido, pero por primera vez, no ha
derramado ni una sola lágrima.
Hoy, que
no sé si fue anteayer o ayer, cuando te miré con los ojos rojos y Madrid
saliendo por mi boca, vomitando todas aquellas promesas que me susurraste en
una de sus calles olvidadas; la niña perdida ha decidido jugar con el reloj de
su vida, le ha dado la vuelta hasta que el dolor sólo era físico y las
ilusiones existían para su corazón.
Hoy, que
he dejado que mis demonios se apoderasen de mi sonrisa, y una triste canción se convirtiera en mi banda sonora. La niña perdida ha vuelto a besar al
miedo, le ha permitido que pusiera su nombre en todas las cicatrices de la
herida que no quiere dejar de sangre. Hoy, que ya no hay caricias que me
sostengan la sonrisa, la niña ha decidido renunciar a los ojos en los que un
día vivió.
Hoy, que
es demasiado tarde para coger un tren de vuelta a tu estación. Que me siguen
sobrando los motivos y faltando ganas
para barrer todas las cenizas que asfixian a mis pulmones. La niña ha decidido
arrancarse una por una, las espinas que se agarran con fuerza en sus costillas. Hoy, que ya no eres tú ni
yo soy yo, la niña se ha desviado de nuestro camino.
Tú, que
eras el poeta de los suburbios de una ciudad sin nombre. Has vuelto a disparar sin mirar, pero pensando en destruir todos aquellos edificios que llamaste hogar;
y con ellos, a mi corazón. Ya no hay vuelta atrás para una bala que vuela hasta
dar en la diana.
Tú, que
ya no sientes. Yo, que no quiero sentir. La niña ha dejado las cartas sobre la
mesa, rindiéndose ante el tiempo, el dolor y la tristeza que se asoma con rapidez en sus ojos.
Tú, con
tus ojeras. Yo, con mi sonrisa fingida. Hemos destruido todos aquellos versos
que escribimos en nuestra piel y con ellos, a la niña que le regalamos un
globo para volar en todos aquellos cielos que nunca lograremos ver.
que tristeza me dio leer esta entrada :( es tan cierto!
ResponderEliminarHola:)
ResponderEliminarTransmites la tristeza, la sensación de impotencia, de resignación.. las he sentido.
Espero que te encuentres bien a pesar de la entrada, tenía, una vez más, ganas de leerte.
Un abrazo fuerte.