Antes, ya no.
Antes decidía autodestruirme un poco y pensaba en ti.
Parece
que fue ayer cuando soñábamos con conquistar los lunares de la espalda del
otro, cuando nos creíamos invencibles ante el dolor y queríamos demostrar que
nosotros si podíamos resistirnos a él. Sé que hubo un momento en el que un
pasado no resuelto y la herida que nunca quiso dejar de sangrar, venció; pudo con todas aquellas promesas
dichas a media voz, con los poemas que (me) escribías, hablando de todas
aquellas cenizas que querías barrer, (pero
nunca lograste deshacerte de ellas). Consiguió despertar a los monstruos de
su letargo y atraerlos hasta que se convirtieran en los responsables del
funeral de nuestros corazones. Pudo porque quisimos que así fuera, sé sincero
contigo mismo. Querías marcharte en ese tren mucho antes de que mi sonrisa se
cruzase con tu mirada, tu piel solía susurrármelo cuando paseaba mis dedos
sobre ella; te autoconvencías de que sentías algo por mí, por las cicatrices que lucía con satisfacción,
por toda aquella Tristeza que escondía en una coraza, en esa que solo tú
pudiste traspasar. Te susurrabas que este huracán de chica tenía que
convertirse en tu refugio, en el pañuelo que acudías cuando tu mundo se
desmoronaba, en la cama que usaras como fuerte ante tus demonios, en tu única
musa, la que inspiraba tus poemas, con
la que se podía reír sin tener miedo a que al día siguiente echase a volar, dejándote atrás. Querías
creer que yo era a la que habías buscado, la que tenía que ser dueña de tu
mundo; sobra decir que te equivocaste, que todo lo que querías estaba en ese
tren, destino a una estación completamente desconocida, pero era más fácil no
arriesgar, quedarte con las cenizas de Pompeya, sin miedo a una posible
desbordamiento de sentimiento, porque ya
estaba rota la ciudad a la que fuiste a emigrar; Confiaste. Cediste. Quistaste. Arrancaste y
te fuiste cuando abriste los ojos y viste que no podías salvar algo que ya
estaba muerto. No podías. Y te subiste al tren, sin decir adiós, sin recolocar
todo lo que desordenaste, esperando a que te suplicase un “quédate” aunque no sirviese
para nada.
Supimos
como apuñalar al otro, despacio, sin ruido ni ningún tipo de remordimientos.
Querer no nos quisimos, sólo aprendimos a doler sin que doliese tanto, a besar
sin versar, y a escribirte sin sentirlo de verdad. Aprendimos a colocar banderas
de paz donde la tregua nunca fue posible y jugamos al gato y al ratón aunque
los dos fuésemos gatos. Nos tiramos al precipicio por separado, esperando a que
el otro se matase, ahogase sus penas en el fondo de un vaso y no volviese a la
superficie; nos quisimos a ciegas con el corazón en el puño y mil reproches
guardados en la lengua. Nos creímos querernos como quien cree que el tiempo se
puede recuperar para borrar todos aquellos errores que un día quiso cometer.
Ya
no eres poeta ni yo una musa que vive de la tinta ajena. No soy la niña pérdida
que te pidió auxilio con la sonrisa torcida y el alma a punto de explotar. Tú
ya no eres el poeta que quería salvar a las chicas con cuervos en el corazón,
aunque nunca se te dio bien.
(Suerte
que fuiste valiente para subir a ese tren sin mí.
Suerte
que no le hiciste caso al miedo y no agarraste mi mano.
Suerte
que yo quise dejar de ser tu musa
Suerte
que ninguno de los dos se quiso hasta que la palabra Amor se nos quedaba corta.
Suerte
que solo fuimos desconocidos hasta el final aunque aprendimos a alejarnos en el
momento oportuno con la ruina correcta).
Hoy ya no pienso en ti.
Alguien que no quiere lucha por ti no merece la pena tenerlo a tu lado, en cualquiera de sus facetas.
ResponderEliminarPero tampoco se puede vivir siempre de cicatrices, cuervos y de tiempos pasados, que la luz está ahí, tenlo en cuenta! ;)
un besoo!
El pasado es inmodificable y el futuro incierto, por eso es mejor disfrutar el presente :) un beso espero que estes mejor
ResponderEliminarHola:)
ResponderEliminarTe has lucido.. y me alegra tanto que esté superado..
¿Sabes? Tu "Antes decidía autodestruirme un poco y pensaba en ti." me ha recordado mucho a lo que yo hago bastante a menudo.
Creo que debería de leerte cada día, para de esa manera poder sentirme feliz e inspirada a cada momento.
Gracias.
Un abrazo fuerte.