Ya no me pued(es)o romper.
Ayer
un martes caluroso en esta parte del mundo; un martes con mucho frío en este
corazón; me acordé de ti y de todos aquellos versos que me escribiste,
fingiendo que sentías cada uno de ellos.
Ayer
hacia un año de tu adiós y un año de mi nuevo derrumbe. Y no dolió: no dolió
ver en el calendario el día de mi funeral y sentir como los cuervos batían sus
alas en mis estomago, festejando el día en que encontraron un hogar donde
anidar todas sus dudas.
Ayer
brindé por cada una de mis heridas abiertas y lloré por todas aquellas
cicatrices que perdí cuando tú decidiste acariciar mi cuerpo. Brindé por los nuevos monstruos que me
regalaste y por las sábanas que permanecen intactas. Brindé por todas las certezas que me cediste
y por los besos que me robaste. También brindé por los recuerdos que comparto
con la luna y por aquellos que olvidaste,
porque nunca fuiste valiente para recordar a los corazones que mataste.
Ayer
me miré en el espejo y me quise un poco más de lo que tú fuiste capaz de
quererme. Me escribí todas aquellas cartas que nunca quisiste escribirme y me
leí; me leí con el corazón en un puño mientras observaba como mis dedos
sangraban y mi garganta se cerraba ante el dolor que bailaba en todas las letras que escribí.
Ayer
rompí con tu olor, con tus caricias y con tu cuaderno de poemas. Tiré al pasado
cada una de las risas que conseguiste sacarme. Me arranque la sonrisa con tu
nombre y trituré todo. Decidí que no
quiero que vivas más en mí, que quiero
arrancarle los pétalos a cada una de las
flores que querías regalarme para hacer
con ellas un saco donde guardar todas las promesas que juraste ,-y no quisiste-, cumplir.
Ayer
un martes cualquiera, me acordé de ti. Me acordé de todos aquellos viajes que
realizamos sin movernos de la ciudad. De todas aquellos susurros que
compartimos y de las ruinas que deje que acariciarás.
Hoy
he decidido alimentar cuervos porque son ellos las víctimas de ese sentimiento
al que llaman Amor; porque son ellos quienes picotean mi dolor y me lo
arrebatan de las manos.
Hoy
te quiero decir que puedes irte con la cabeza bien alta y el ala rota porque no
pienso salvarte de tu caos.
Querer hacer borrón y cuenta nueva y sentirlo son dos cosas distintas que no siempre van de la mano. Aunque sin duda, querer es el primer paso.
ResponderEliminarun besoo!
Hay que apartar todo aquello que nos hace daño, para dejar espacio a aquello que nos salve, que nos rescate de todo (también de nosotros mismos). Es una decisión que hay que tomar, y que se lleva a cabo cuando descubrimos que nos queremos un poquito más a nosotros mismos.
ResponderEliminar(Un placer volver).
Emme.