Acuérdate.

No estoy bien, pero,

Lo digo muy bajito porque

Mañana puede que esté mejor

Acuérdate de aquel día, de la primera sonrisa, de los primeros nervios, de la primera risa ante lo increíble que resultaba haber encontrado a alguien con quien sentías una enorme conexión. Acuérdate de la primera duda, del primer abrazo para espantarla, del primer beso en una sala oscura y repleta de nuevos comienzos. Acuérdate de las intenciones, de los rotos, de las heridas, de hoy no pero mañana sí, o mañana nunca.

Acuérdate de la primera tormenta y de la calma que vino después. Acuérdate de quien lo intentó y quien quiso quedarse atrás. Acuérdate de la primera derrota, del primer “no puedo más” y aunque fuera cierto, se seguía intentando; supongo que a la tercera va la vencida y por eso creo en ti.

Acuérdate de las llamadas a altas horas de la noche, de los planes de futuro, de los “ya veremos, pero yo sé seguro que quiero contigo”. Acuérdate de todos aquellos te quiero que se dijeron y también de los que se escondieron en el último cajón. Acuérdate del “estoy aquí para lo que sea” aunque ya no cuentes con ello. Acuérdate de los primeros susurros, de las primeras indecisiones, de los primeros desplantes.


Acuérdate de las segundas risas, de la tranquilidad cuando todo está bien. Acuérdate, de las conversaciones profundas, de los me lo juego todo, aunque no sepa si voy a ganar, pero por ti, merece la pena. Acuérdate de los primeros enfados, de los primeros gritos, pero venga, no pasa nada, tiene arreglo.

Acuérdate de las primeras lágrimas, de los primeros “voy a cambiar”, “lo siento” y de aquel sentimiento de preocupación por si te perdías de vuelta al hogar.

Acuérdate del primer cuchillo que se clavó en la costilla izquierda y el dolor que se sintió cuando se arrancó. Acuérdate de todo aquello que hoy ya no quieres recordar. Acuérdate de la mano que intenta sostenerte mientras te ve caer.

Acuérdate que, a veces, un abrazo no arregla absolutamente nada, pero reconforta. Acuérdate que los juramentos se cumplen y las promesas se pierden por el camino. Acuérdate de que te quiero, que te echo de menos y que ojalá tenerte aquí de nuevo.

Acuérdate a tiempo porque sigo estando en el mismo andén, esperando que tu sonrisa vuelva a hacerme volar.

Acuérdate de que tenemos que hacer nuevos recuerdos. Y del “Estoy aquí” siempre lo seguiré manteniendo.




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