A veces el lobo también se puede domesticar.

Te quiero ver a ti,
Desnudo ante mí,
Sin ningún miedo merodeando.

Cuando te miro no veo al hombre herido del que tanto predicas. Cuando te toco no siento al niño perdido del que tanto hablas. Cuando te beso siento el lobo feroz intentando salir, gritando que quiere recorrer todo mi cuerpo.

Cuando te acaricio el cuello y deslizo mi mano suavemente hacia tu pecho, un aullido silencioso se refleja en tus ojos. Sé que quieres que siga bajando la mano hacia tu cadera , que vaya recorriendo, despacio, todas tus extremidades hasta llegar a la que me proporcionará lo que quiero, lo que siempre he buscado en ti.

Me acerco despacio a tus labios. Añoro la calidez que me daban, pero hoy no quiero afectos que se borran con el paso del tiempo. Hoy quiero que tus manos cojan mi cintura y me atraigan hacia ti. Quiero que deslices tus dedos desde mi cuello hasta mi estómago, y que se paren allí, un breve instante y los nervios, dudosos, empiecen a caminar sobre mi piel. Quiero que me mantengas la mirada mientras tu mano va descendiendo hasta el tesoro que tanto quieres, pero pocas veces consigues

Quiero sentir tu incertidumbre apareciendo en tu risa ahogada. Quiero ver como reaccionas cuando sientes que toda mi tormenta interior solo te pertenece a ti y aunque sea solo un instante, todo mi ser te pertenezca. Quiero que creas durante un breve lapso, que soy tuya y que mis gritos llevan tu nombre porque me das el placer que en este momento te pedí.

Quiero que tu lobo miedoso aparezca susurrándome al oído. Que me diga que eres mío, aunque adore tu libertad. Quiero poseerte, que me poseas y por una vez en la vida, solo exista mi respiración entrecortada en esa habitación olvidada.

Quiero que vayas bajando tus labios por mi cuerpo. Que me beses el cuello, el pecho, el estomago y sigas sin dudar hasta el escondite más inolvidable de tu indecisión. Quiero que el caos sea solo nuestro lema y que después de esto, ni tu ni yo nos volvamos a encontrar, pero antes de eso, quiero incendiar esta cama contigo.

Quiero morderte la oreja derecha y que tus uñas marquen mi espalda. Quiero oírte implorar  que siga lamiéndote la herida que tienes en el lado izquierdo de tu vida. Quiero ronronearte en una noche de luna llena y que, por un instante, todo sea calor, fuego y gritos de diversión en nuestros labios.

Somos dos lobos furiosos con el pasado. Uno menos herido que el otro. Uno más cobarde, el otro más inseguro. Pero ambos desean comerse mutuamente, darse aquel calor que nadie le dio y oír el gemido detrás de las sonrisas que esconden secretos.

Te quiero ante mí,
Desnudo, de rodillas,
Y suplicando que siga,
Porque pronto todo acabará
Pero el deseo siempre existirá.



Comentarios

Entradas populares