Para quién bailó una noche conmigo.

Hemos navegado en mareas de dos dioses y un grito ahogado

Nos hemos mirado y nos hemos negado a conocernos, 
Diferentes intenciones, pero mismo propósito
Superar aquello que nos dañó hasta silenciarnos. 


No me he quedado para ver cómo te ibas. No te he besado esperando a que me ofrecieras tu corazón, solo quería sentir un poco de calor en este Everest que nunca llevará nuestro nombre.

Te he mirado y he sentido unos cuervos anidar en mi costilla izquierda. Te he sonreído y he creído saber lo que tus ojos escondían, pero una vez más, la ilusión se ha esfumado cuando tus dedos han rozado mi cuello. 

Me has abrazado como si me quisieras. Me has consolado como si mi dolor fuera el tuyo y en un susurro, en un abrir y cerrar de ojos, hemos sido uno durante una noche que duró un segundo.

He saboreado tu incertidumbre antes de que tú lo supieras. He andado desnuda en tu mente mientras tus labios rozaban mi pecho. No nos hemos querido porque tú caminas de la mano de la inseguridad, y yo bailo con los monstruos de las heridas.

Quería que te quedarás, pero yo nunca tuve la mano ganadora. Te honra que hayas bailado despacio conmigo hasta que las barreras invisibles de mis dudas descendieran. 

No ha habido cariño tangible ni real, solo un intento de la que la ilusión se quedase hasta que el sol nos iluminase el agujero negro al que llamamos corazón. 

Ojalá haberte encontrado en otra habitación, con menos polvo y más luz. Ojalá haberte mirado desde lejos y abrazado tan cerca, con el ritmo cardíaco acelerado y las intenciones de hacerte (nos) felices. 

Eres el sueño bonito de una vida que siempre quise vivir pero que nunca me correspondió; no soy ninguna niña rota a la que debes salvar; mi guerra ya acabó.

Cierra la puerta, pero prométeme que serás tu propio salvador.



Comentarios

Entradas populares