Niña rota, corazón muerto.
No sé por dónde empezar porque me distraigo pensando en aquella niña soñadora que quería ser poeta y escritora cuando la vida le hiciese conocer a su amor verdadero. No sé cómo decirle que lo encontró, pero que de amor tuvo poco y de verdad ninguna.
No
sé cómo continuar sin hablar de todas las heridas que me he hecho desde aquel
veintitrés de un mes que ya el calendario arrancó. Desde entonces, evito mirar
mi reflejo en cualquier superficie reflectante porque sigo arrastrando la duda
en mi costado izquierdo y, las alas de mis mariposas muertas en la derecha.
No
sé cómo explicar que lo que ya está roto no puedes romperlo más, que las
heridas escuecen porque no quieren convertirse en una cicatriz que recuerde que
perdieron miles de batallas y, solo ganaron una: sobrevivir a que te digan sin
decirte que su cama ya tiene otro cuerpo a quién acariciarle las costillas.
He
intentado volver a abrirme las muñecas para borrar el nombre del caballero con
armadura oxidada al que le dediqué mi ultima sonrisa; pero mejor arrepentirse
por algo que querías hacer que no hacerlo.
No
sé como explicar que la verdad no duele sino la mentira que hace explotar la
confianza en aquella habitación donde dos miradas se encuentran y las excusas
adornan las paredes. No sé cómo explicarle que mi piel sigue buscando sus
caricias, pero mis besos saben a veneno por culpa de su falta de respeto.
No
sé cómo volver a explicarle a aquella niña que creía firmemente en el amor, las
mariposas y en el amor de su vida; que nada de eso existe y que todos son
cuentos que te dicen para que sigas creyendo en un futuro incierto.
He
querido mucho, mal y pronto, pero yo ya no sé querer sin que me duelan porque
dejaron que pasará frío una noche de invierno en medio de un parque, cuando yo
solo intentaba saber porque la noche anterior me escribió un te quiero en la
espalda mientras su mente bailaba con ella.
No
sé cómo volver a irme de donde solo quieren que les cante una nana para
tranquilizar a sus demonios interiores. No sé cómo decirle al verdugo que hoy
le toca a él morir, que yo ya me cansé de ahorcarme con palabras vacías y
caricias que solo me dejan incertidumbre.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Cualquier opinión sera bien recibida, es más la agradezco!.
Espero que os guste. ^^