Aléjate de ella. ¿No ves que esta siendo sin ti?
Sigue
siendo el agua que no se congela y el cristal sin romper. Sigue siendo ceniza de muertos, y estación de
aquellos fugitivos de la vida. Está sintiendo sin querer que te está dejando de quererte. No sabe
decirte que su corazón palpita a mayor velocidad cuantas más fronteras
interpones.
No
lo mires cuando su risa resuene en el silencio, ni apagues su fuego interior,
cuando deje de susurrarte ‘sálvame’ solo
quiero hacerte ver, que sin ti puede sobrevivir, y contigo puede morir. Dirá que es la primavera deshojada, y el
invierno cálido, que recorre sin hacerlo caderas de otras damas perdidas, mejores
lobas que tú.
Decide
esconderse en el recuerdo, y dejar la cama para monstruos que le comen las
ganas de versarte. Vuelve a ver el
otoño de hojas caídas, donde todas las sonrisas van a parar, buscando ese triste
corazón que ruge como un león, a
pesar de que el Dolor es quien le da vida.
Ya
no es quien siempre prometió fue, es una alma
sin esencia. Dejo que las roturas fuesen más grande que las cicatrices,
rompiendo cualquier tirita. Volvió a prometer dejar de escribir de ti y de tus ganas de comerte el
mundo con tan sólo una frágil pluma.
El
tiempo ha dejado de ser su enemigo y la Oscuridad
la abraza con sus invisibles brazos, ha conseguido un encontrar un refugio
mejor que tus versos. Deja que sea el
viento quien la guie aunque sea por el camino equivocado.
Ella
no quiere volver a ser acariciada por tu
tinta, ni siquiera quiere reflejarse en tus ojos color amanecer. Déjala. Olvida lo de volver a besarla de nuevo. Ha
encontrado otro bosque donde correr libre, donde las espinas le hacen gemir más
fuerte que tus manos y donde las fieras lamen
su
vacío.
La
loba no se ha dado por vencida, sólo
que ya no tiene prisa de ganar la guerra
que proclaman tus rimas.
No dejes de escribir.
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